viernes, septiembre 04, 2009

EL CÍRCULO SAGRADO DEL MUNDO. RECORDANDO LA VISIÓN DE ALCE NEGRO

Hace casi ocho décadas que Alce negro dejó su legado a su pueblo, los bravos Sioux y a los descendientes del hombre blanco; al hombre nuevo que habría de nacer, al final de una gran época de guerras, expropiación y exterminio de los herederos legítimos de la tierra.

Un poeta norteamericano recogió la vida y enseñanzas de este noble guerrero, los ritos y creencias de sus antepasados y la crónica única de su experiencia en el universo mágico de sus espíritus. Su Gran Visión. De ella sólo quiero ofrecerles un pedazo para dejar que el eco de sus propias palabras penetre en nuestros corazones y pueda revelarnos el camino del reencuentro con lo sagrado.

Y allí estaba yo, de pie,

en la cumbre de la más alta de las montañas

y abajo, a mi alrededor,

se encontraba el círculo del mundo.

y mientras allí estaba

contemplé más de lo que puedo describir

y comprendí mucho más de lo comprendido

hasta entonces;

pues veía de un modo sagrado la forma

de todas las cosas en el Espíritu

y la Forma de todas las formas,

como si todo estuviera unido,

cual si fuera un único Ser.

Y contemplé cómo el círculo sagrado de mi pueblo

era uno de los muchos que componen el Gran Circulo,

amplio como la luz del día y

como el fulgor de las estrellas en la noche;

y en su centro crecía un árbol majestuoso y florecido,

para cobijar a todos los hijos de una misma Madre y de un mismo

Padre,

y vi que todo aquello era sagrado.

Como homenaje al legado de este gran guerrero y a todos los nativos e hijos verdaderos de la Pacha Mama, quiero dejar algunas letras de esperanza y coraje.

Sostente con tu orgullo, guerrero, hijo de la Tierra

Que no pueda la burla del apache despojarte de tus raíces

Que la Madre proteja tu legado

Eleva tu semblante altivo, hijo de la Tierra, baila

Para que la Pacha Mama continúe palpitando bajo nuestros pies

Defiende la cuna de tus ancestros, guerrero emplumado

Los ssiwak towe no son tus enemigos, sino enemigos de la vida

Que crece en tus praderas y del aliento que tus hijos respiran

Agita tu bastón, chamán de mirada punzante

Y despliega el poder de tus espíritus

Para que las gotas del tiempo caigan sobre el hombre

Y abandone su lucha contra la Madre Naturaleza.

Notas:

1. La palabra apache significa enemigo en lengua Zuni

2. La palabra ssiwak towe significa enemigo en lengua nativa sioux.

sábado, agosto 08, 2009

¡Despertad a la Serpiente!


I


Estoy ganando una antigua lucha, una batalla por la verdad. Ahora mis fuerzas se renuevan, siento el valor en mis entrañas; la verdadera convicción regresó para fortalecer mi espíritu desmotivado y descreído. Siento que cada día me acerco más a la Verdad verdadera que ilumina mi ser: la fuente del Amor y la Verdad, que es el núcleo de mi corazón. Allí está todo eso por lo que he luchado, todo aquello que fui incapaz de ver o comprender; aquello que inspiró mi lucha y todos mis empeños por alcanzar la verdad. Allí está todo aquello por lo que he luchado en la fe o en la incertidumbre; en la soledad y en la ausencia y en el presentimiento inexplicable de un pálpito, una remembranza, una reminiscencia de la dimensión del Tiempo Eterno.

La lucha y la confianza, unidas a una fuerte determinación que no vino desde el exterior, nació en mi interior; su semilla estaba allí, la semilla de su luz verdadera. Un fuerte empuje decidido a alcanzar la cima de la Vida, la cima del Amor verdadero y de la Verdad verdadera. Sin desviaciones, sin recusaciones, sin arrepentimientos ni evasivas, encarando el misterio con los ojos abiertos, con el alma desnuda, para encontrarnos al fin, también, nosotros dos, como esos dos niños inocentes en el centro del mundo, jugando su juego infinito.

Sin revelar el arcano secreto de la existencia, sólo formando parte de ese organismo extraordinario, inmenso e inabarcable útero del espacio que nos contiene y nos rodea, de cuya materia, todas las cosas han nacido y están hechas. Sin darle nombres a lo maravilloso, a la magia de la vida. Porque al fin, comprendimos los dos, juntos, que el secreto somos nosotros; que la verdad que perseguíamos anhelantes vive dentro de nosotros; que no había que dudar, ni buscar en ninguna otra parte.

Levantaremos el rostro, airosos, henchidos de júbilo porque hemos regresado por fin, al hogar; aquel único lugar al que pertenecemos; la Vida entera. Y desde el fondo del corazón daremos las gracias porque allí estará la Gran Madre, de Amor y Presencia absolutas, sonriendo complacida, dándonos la bienvenida.

En algún momento tú también, querida crisálida, romperás tu capullo y desplegarás jubilosa tus alas, hechas de éter y de amor cósmico y emprenderás anhelosa tu viaje, irás a conquistar tus propias hazañas, para poder convencerte de tu grandeza. Y conocerás al universo y a los dioses, mi querida mariposa, en cuanto hayas descubierto en los ojos de la noche tu propia e inenarrable belleza.



II





Esta poesía en prosa abre el tabú. La serpiente era el tabú en el poema de Shelley No despertéis a la serpiente, y dice con sabiduría: “por miedo a que ella ignore su camino”. Era tabú despertar el poder de la diosa que se oculta en esa serpiente dormida, que las palabras del poeta advierten dejar en reposo.

Sin embargo, el tiempo ha pasado. Es el momento de abrir los sellos que han dejado las épocas del patriarcado amedrentador. Quizá por no saberlo, muchos poetas con las pupilas ennegrecidas por los nubarrones tormentosos del hipotético Tártaro, gritaban angustiados: “¡no lo hagas, no!”. Como Shelley: “¡no despiertes a la serpiente!”.


Pero ¿quién es esa diosa que reposa encantada en el sueño de la sierpe?


Dice el héroe (Shelley): “Dejad que se deslice mientras duerme”.


Pero el sueño ha terminado por apoderarse de todos nosotros.


El río no olvida su cauce, y si el relámpago persigue siempre al trueno


¿Cómo habría de olvidar Ella la tierra que habitó,


O esa yerba de los prados, por la que se deslizo silente?


¿Acaso, la mies se duerme en primavera, o el capullo se dilata en su pereza?

¡Despertadla, cantad, danzad sobre su nido! No temáis importunarla


Porque la sierpe sólo espera tu salto, para lanzarte con ella sobre su lomo brillante

A cabalgar por los caminos de la aurora en risotadas estruendosas


Asimilando bocanadas inmensas de aire nuevo


Desplegando piruetas entre las ondas hermanas que se multiplican en el espacio


Dibujando trayectorias violetas y destellos de plata


Sobre cada ola inaudita que arrases en tu salto.

martes, julio 21, 2009

Más notas sobre El Nacimiento de la Tragedia de Nietzsche




Continuamos el diálogo con Nietzsche y la tragedia griega. Estamos en el Capítulo 21. Nietzsche nos retrotrae en la historia del pueblo griego, el pueblo de los misterios trágicos, el que combatió contra los Persas, y por cuyas batallas precisaba de la Tragedia como su necesaria bebida curativa.


Ya sabíamos, por medio de la aguda intuición del filósofo alemán, que la tragedia era una "medicina cultural" necesaria; pero aquí, de nuevo, Nietzsche nos expone sus argumentos en crudo, obligándonos a masticar el material muy cuidadosamente, para impedir que se nos cuele alguno de sus muchos despropósitos.


Nos habla de Apolo, "formador de Estados", como "genium del Principium Individuationis", y de pronto, nos salta de una rama a otra, colocando al budismo indio como único camino de salida para un pueblo "efervescente y orgiástico". Esta afirmación podría pasar por cierta, si no fuese procedida por una de sus famosas explicaciones tomadas por los pelos. Nietzsche opone el éxtasis dionisíaco a la filosofía budista, textualmente: "para salir del orgiasmo no hay para un pueblo más que un único camino, el camino que lleva al budismo indio; el cual, para ser soportado, en su anhelo de hundirse en la nada, necesita de esos raros estados extáticos que alzan las cosas por encima del espacio, del tiempo y del individuo".


Como si con esto comprendiera que toda representación, toda manifestación extática de la naturaleza y del ser humano estuvieran excluídos de la experiencia budista; es decir, como si el budismo fuese ajeno a cualquier expresión de la naturaleza, tan sólo una ideología construida por la razón humana pero capaz de atemperar las expresiones efervescentes de la vida en el ser humano, como una especie de analgésico.


Con razón a Nietzsche hay que masticarlo y volverlo a masticar, porque jamás sus expresiones, ni siquiera las aparentemente más inofensivas, son digeribles a primeras. Personalmente, dudo que a Nietzsche le faltara intuición para poder aproximarse a la esencia de las cosas, sólo un claro punto de vista. La visión del filósofo ha fallado al presentar separados en partes todos los fenómenos.


Es evidente que como ideologías la religión orgiástica de Dioniso y la religión budista plantean caminos y metas distintas, pero es necesario reconocer que en ciertos aspectos muestras coincidencias concluyentes. La efervescencia, el gozo y la vivacidad de la religión dionisíaca no están en absoluto, ausentes en el budismo. Y esto es algo que con seguridad, Nietzsche desconocía.


El filósofo no se olvida, sin embargo, de devolver nuestra atención al tema fundamental, a la curativa, redentora y salvífica Tragedia; tan necesaria para la supervivencia del pueblo griego como el aire que respiran. Nietzsche nos la muestra como "el compendio de todas las fuerzas curativas y profilácticas". Renueva los lazos ancestrales entre música y Tragedia, donde el mito adquiere de pleno, su carácter sagrado a través de aquel maridaje.


Nietzsche descubre, a través del conocimiento de la Tragedia, que ha tenido lugar un suceso trascendental en la música, como "placer supremo". El filósofo está convencido de haber resuelto el misterio matemático de la belleza que depara la música. Y por eso, se atreve incluso a seleccionar a sus auditores, sólo entre "aquellos quienes están directamente emparentados con la música, a aquellos que (...) tienen en ella su seno materno".


La música se convierte también en salvadora: "es ella sin embargo, la que nos salva del sufrimiento primordial del mundo". Al menos es capaz de reconocer, aunque no enteramente, que el hechizo del que la música lo ha hecho objeto con su apasionada veneración, es un impulso absolutamente apolíneo. Pero no por ello Nietzsche es capaz de reconocer que el poderoso influjo salvador de la música no es otra cosa que un "magnífico engaño". Quiere así presentarnos el poder representativo de la música y sugiere que ella misma se basta para recrear el mito en la memoria, pues Ella dio vida (vida imaginaria y figura) al mito y al héroe.


En conclusión, la Música y hasta la Poesía no son otra cosa en el drama trágico que el sueño apolíneo que nos redime de la temible descarga y la desmesura dionisíaca. En su retrato Nietzsche nos muestra una batalla, que es el drama entre las imágenes apolíneas, que están también armoniosamente presentes en la música; y ese mismo drama sofoca su carácter dionisíaco o lo muestra, según sea su deseo para el efecto entero de la obra trágica.


Éste resulta en una victoria siempre preponderante de las fuerzas de Dioniso. Sin embargo, lo que sucede realmente es que Apolo y Dioniso representan una danza en la Tragedia musical; cada uno de ellos ejecuta un paso por vez y van recreando el mito a través del arte que les es propio por naturaleza.


El efecto general, al contrario de lo que afirma Nietzsche, no es dionisíaco, es apolíneo-dionisíaco. Porque a pesar de su obstinado punto de vista, el propio Nietzsche sin darse cuenta, nos revela la verdad: "Dioniso habla el lenguaje de Apolo (...) y Apolo habla el lenguaje de Dioniso".


jueves, julio 02, 2009

Poema en Si bemol


Está permitido reirse


Reirse con ganas, pero con estilo


Desde abajo, desde la ingles


Subiendo por los túneles del intestino


Como corriente ígnea


Como agua destilada


La risa sube hasta la garganta


Arrasa los dientes


Inunda la mirada


Se transfigura en canto


Como arroyo cristalino


Se refunde en un suave llanto


Y al final de su recorrido


Va a recostarse, adormecida


Entre murmurllos de encanto


Entre las vaporosas nubes


Del silencio complacido.

martes, junio 23, 2009

Sinestesia




Me desperté justo un instante antes de que el canto del gallo reverberara en el aire. El perfume ondulante del café recién hecho alertó mis sentidos, me sacó de mi sueño y me lanzó sin remisión, a los recuerdos más recónditos de mi memoria. Allí silbaba el humo cálido del café sobre la hornilla de una cabaña de piedra. El humo oscilaba como un genio hasta la buhardilla, desde donde una estrecha ventana se abría como una ostra al blanco nítido y escarchado de la nieve invernal. Sobre aquel páramo de luz se fundían los rayos del sol; y mientras yo soplaba al borde del tazón que calentaba mis manos, entre los pinares desnudos una liebre danzaba la antigua danza del viento, el mismo viento acerado que peinaba el lomo agreste y dorado de un lince ibérico que la seguía muy de cerca.


Desde la ventana de madera yo seguía con expectación aquella carrera desmesurada por la vida. No sabía muy bien de qué lado estaba, pero no podía perdérmela. La liebre de patas ligeras iba lanzada como una estrella fugaz y era difícil seguirla con la mirada, pues el color de su pelaje la camuflaba entre el albor de la nevada espesa. Pero su persecución no constituía un problema para el lince, que poseía un instrumento mucho más sofisticado que sus dos pupilas afiladas.


La liebre volaba sin apenas posar las patas en la tierra; pero cuánto más ligero se lanzaba al viento, más cerca estaba el lince de engancharle los talones. En un quiebre de su carrera, la liebre encontró lo que parecía un angosto hueco en la nieve. Pero cuando fue a dar el último salto para caer adentro, libre al fin de su cazador, descubrió con gran sorpresa que la nevada nocturna había cubierto su guarida. El lince lo tuvo fácil, se lanzó sobre la liebre en ligera embestida, ya casi la tenía entre sus garras. La liebre había levantado sus patas delanteras, mostrando a su agresor la pechera blanca y lanuda. El lince le había clavado ya la mirada, listo para el primer zarpazo. Un giro inesperado sobre la nieve quebradiza le hizo perder el equilibrio. De un resbalón cayó rodando ladera abajo. La liebre impulsada sobre sus patas traseras pegó un respingo y voló una vez más, airosa, sobre las puntiagudas orejas del lince atolondrado.


En aquel momento, en que la liebre permaneció suspendida en el viento, yo vi en sus pupilas encarnadas un aire de victoria, una sonrisa de júbilo inesperado. El viento la había recogido sólo un instante entre sus brazos sigilosos y la llevaba una vez más, muy alto y muy lejos. Tan lejos la llevó que ni siquiera pude ver a dónde la perdí de vista para siempre; y con un suspiro de alivio miré mi tazón y soplé sobre el borde con calma; el aroma embriagador de mi café matutino cubría mi habitación como una niebla protectora.
(Imagen del lince y la liebre: fuente, blog Juan de Mairena)
Trabajo que forma parte de las prácticas de clase del curso de Visualización y Escritura Creativa. Arteduna. Junio 2009. Madrid.

martes, junio 16, 2009

Calendario Haikú



ENERO - La Canción del Abismo

Nubes de algodón gravitan

Cúspides sonríen al cielo

La naturaleza abre la puerta


FEBRERO - Psique y Eros.

Luces de oro sobre el agua

Nimbos blancos en lo alto

Espejo de armonía entre cielo y tierra.

MARZO - Árboles de colores.

Los árboles bailan

Colores de arcoiris

La danza de los mil sueños.



ABRIL - Aurora de dedos rosados.

Despierta la dama

Dedos sonrosados

Aurora que canta al mundo.

MAYO - Secuoyas.

Habitantes sobre el lago

Susurros en la niebla

Refugio de los ancestros.



JUNIO - Cisne en el estanque.

La tarde navega sobre las flores

Agua de primavera

el cisne sueña sobre el agua.




JULIO - Inmensidad.

Desde el cielo observa

Luz blanca adormece los mares

En verdes colinas.



AGOSTO - El beso amarillo.

El beso amarillo

Humedece las aguas

Con la aurora sueñan.



SEPTIEMBRE - El Despertar.

La mañana acontece

Murmullos sobre las aguas

Entre las colinas.






OCTUBRE . El valle de mis sueños.

Nubes sigilosas

Campos de lavanda ascienden

El valle de mis sueños.


NOVIEMBRE - Presagio.

Relámpago en las aguas

Entre la vigilia y el sueño

Presagia.



DICIEMBRE - Entre los Grandes Señores.

Cumbres de coraje

Entre cielos de lucha

Nace la Esperanza.


El trabajo con la Madre Tierra. Ahora es el momento


Se ha convertido en un tema ineludible y de imperativa atención general la reeducación civil en los hábitos de consumo de las energías disponibles para la subsistencia. La concientización en el consumo responsable de los recursos es hoy más que nunca, una obligación moral para con nosotros mismos, tanto como para con la Tierra en que vivimos. Circula por Internet, así como en diversas publicaciones especializadas, información de muy variada procedencia acerca de los nuevos modelos de sustentación medioambiental, reciclaje y reutilización, comercio justo, campañas de desarrollo de los países subdesarrollados, el fenómeno de la globalización y los diversos efectos climáticos producidos por nuestros hábitos de consumo de energía.
Actualmente, existen modelos de energía que respetan el medioambiente, basados en una reorientación de la producción y el consumo de las energías renovables: las placas solares, los molinos de viento, aldeas ecológicas, agricultura y ganadería ecológicas, entre otros.

El crecimiento indefinido de la producción y la riqueza es una evidencia insostenible a largo plazo, sólo posible a costa de la destrucción del medioambiente y el agotamiento de los recursos naturales.

Sabemos que el consumo de productos cárnicos se ha cuadruplicado en los últimos cincuenta años. La producción de monocultivos para la alimentación exclusiva del ganado ha ocasionado la erosión irreversible de los suelos necesarios para el cultivo, y la devastación de extensas áreas selváticas, pantanos y bosques indispensables para el sostenimiento del equilibrio de los ecosistemas de la Tierra. Vastas áreas de territorio salvaje han desaparecido en un tercio de la extensión del planeta, con la consecuente desaparición progresiva de las especies que vivían en estos entornos. La tala y la quema indiscriminadas, así como el consumo del caucho y la madera para la fabricación del papel acaban anualmente, y de forma creciente, con un 20% de los bosques de la Amazonia, el principal pulmón de la Tierra.

Nuestros hábitos de consumo sobre la energía, la emisión de gases tóxicos de efecto invernadero, la energía eléctrica, los productos derivados del petróleo, los materiales no degradables, tales como el PVC, estos y muchos otros factores derivados de nuestro comportamiento consumista destruyen poco a poco, la capa de ozono, son responsables de la destrucción progresiva de entornos naturales como los arrecifes de coral, vitales para que la tierra continúe siendo un planeta respirable; inciden en el calentamiento de las aguas del océano, con el consecuente crecimiento del nivel del mar, y amenazan de forma alarmante, los reductos de especies en peligro de extinción.

A pesar de que existen en muchos países tratados internacionales sobre protección de las especies y restricciones específicas contra la caza indiscriminada de ballenas jorobadas, delfines calderones, peces pequeños, focas, osos, rinocerontes, gorilas, y un largo etc., países como Japón, Dinamarca, el Congo, Nigeria, entre muchos otros, continúan la pesca y caza indiscriminadas de estas y otras especies en peligro de extinción.

El tema de la globalización resulta un aspecto en extremo complejo como para poder resumirlo en este artículo, no obstante juega un rol fundamental en el orden de los acontecimientos actuales. Desde una perspectiva global, el fenómeno de la globalización se ha producido en gran medida, como un efecto de resonancia de las políticas económicas capitalistas, consumistas y de búsqueda del beneficio de los países del núcleo, hacia las esferas de los países del Segundo y del Tercer mundo. Especialmente, en esta última esfera, el fenómeno de la globalización ha causado un impacto de consecuencias indeseables no sólo a nivel cultural, social o económico, sino también, y de manera alarmante, a nivel de los ecosistemas.

Una de las consecuencias más acusadas del impacto de la globalización sobre el ecosistema y la economía de los países en vías de desarrollo se centra en el nivel de la producción en relación con el nivel de vida de los habitantes del Tercer mundo. No es un secreto que la demanda de la producción proveniente del Tercer mundo recae en su mayor parte, hacia los países del núcleo; esto significa que países como Madagascar, Tanzania, Kenia o Nigeria se han visto obligados a la explotación creciente de sus recursos y la utilización de mano de obra barata para satisfacer las necesidades de muchas sociedades de occidente, como Inglaterra, Francia o Estados Unidos.

Las condiciones de la explotación de seres humanos como mano de obra barata han traído innumerables consecuencias socio-económicas en países como China, Indonesia, India, México, y gran parte de los países de Europa del Este. El resultado más resaltante de este proceso de globalización es que durante la mitad del siglo pasado hasta hoy, y en tendencia creciente, el 80% de los recursos y de la energía que se consume en el mundo entero va destinada exclusivamente, al consumo del 20% de la población mundial. Esto significa que más del 70% de la población mundial carece de muchos o casi todos los medios necesarios para la subsistencia, como el agua potable, o tierras cultivables para producir alimentos; en tanto que ciudades como Tokio, las Vegas, París o Londres consumen sin interrupción, recursos acuíferos, hidroeléctricos, minerales, gaseosos, animales y materia primas que provienen de muchos de estos países del Tercer mundo; con el consenso de los gobiernos que promueven planes de explotación o desarrollo arbitrarios, que no tienen en cuenta las consecuencias a nivel medioambiental, económico o social para las comunidades locales.

Otra de las consecuencias de este efecto de resonancia de la globalización recae sobre las grandes multinacionales que monopolizan la actividad económica de los principales mercados internacionales, reduciendo de manera considerable las expectativas de subsistencia para las economías locales en los países de Latinoamérica, África y Asia. El monopolio de los mercados en estos países, ha desarticulado las economías locales, ha reducido considerablemente las posibilidades de empleo, ha empobrecido el nivel de la educación, la sanidad, las tasas de natalidad, las expectativas de vida; ha contribuido al abandono de la tierra, creando como consecuencia, un flujo creciente de emigración a las ciudades, que a su vez origina la sobrepoblación, y una demanda creciente de recursos y mano de obra no cualificada y mal remunerada, entre muchas otras consecuencias indeseables.

La desarticulación de las economías tradicionales de las sociedades del Tercer mundo promovidas por la globalización del comercio capitalista y consumista, ha abierto más aún la brecha que separa al hombre de la producción; conlleva a una alienación del trabajador como un instrumento más del aparato del Estado, promoviendo en ocasiones, la indefensión legal frente al sistema o la esclavitud. Ha acentuado la estratificación social o la ha llevado a sociedades donde apenas existía la diferencia de clases, basada en el acceso a los recursos. Esta discriminación creciente conlleva a la segregación, la oposición y la guerra; y ésta última, consume la mayor parte de los recursos de la tierra, el agua, los campos y los seres humanos.

El tema de la globalización se podría resumir diciendo, que es hija del capitalismo neoliberal y del consumismo, que tiene sus antecedentes en la colonización del Nuevo Mundo, cuando la “carga del hombre blanco” dio paso a la codicia inescrupulosa por el dominio de las creencias, de la cultura, de la ideología, de la riqueza y de la energía en el mundo; desplazando así, no sólo los derechos del hombre sobre la tierra, o los de los animales, los árboles, el agua, los elementos y toda la naturaleza, sino también, el derecho fundamental del hombre a una vida digna. Sólo porque unos pocos exigen tener siempre más, la gran mayoría debe perder incluso, su derecho a la subsistencia.

Este actual estado de cosas resulta insostenible porque es materialmente imposible continuar consumiendo en la misma medida, sin que se produzca un cataclismo de dimensiones geológicas, que ya se han encargado de pronosticarnos con suficiente antelación y datos reveladores, los ecologistas, biólogos, antropólogos, médicos, geógrafos, agricultores, o artistas del mundo entero.

No podemos continuar dejando la decisión exclusivamente, en manos de aquellos que ostentan el poder. Hemos de tomar la responsabilidad por las consecuencias de nuestras acciones directas sobre nuestro entorno. Consumir de manera responsable es nuestra opción fundamental. Hacernos concientes de que la producción masiva no sólo está acabando con nuestros recursos, sino también, y de manera tajante, con nuestras propias esperanzas de vida. Es necesario que nos planteemos el papel que queremos jugar ante esta perspectiva de futuro. Para hacer una verdadera aportación a la recuperación del planeta no basta con las limosnas de los proyectos de desarrollo implementados maquinalmente por las grandes instituciones como el Banco Mundial; que no tienen en cuenta las verdaderas necesidades de la población en las zonas afectadas, ni las consecuencias reales de la implementación de sus políticas.

Existen estrategias de recuperación del medioambiente y de la economía que ya se han puesto en marcha en diversos países. Un número cada vez mayor de organizaciones sin fines de lucro están implicadas en campañas de formación, orientación y producción ecológicas. Grupos de profesionales del campo de la antropología, la medicina, el agro, o la ganadería ya están trabajando en el restablecimiento de las economías locales de países como Burkina Faso, Guatemala, India, Perú, Nepal o Nigeria. Países como Costa Rica son un ejemplo mundial de responsabilidad social en la conservación de recursos y medioambiente. En Alemania, una de las primeras eco-aldeas del mundo, ubicada en Steyerberg, en la Baja Sajonia, en la Alemania oriental, lleva trabajando casi un cuarto de siglo con proyectos sobre energía solar, reducción de recursos no renovables y reconstrucción de edificios mediante la arquitectura ecológica. España, Francia, Holanda y Dinamarca están a la vanguardia de la utilización de la energía eólica.

Las campañas de sensibilización para prevención y reciclaje y los mercados de intercambios han comenzado a dar sus frutos en países como España, México, El Salvador o Chile, donde la producción de papel reciclado produce doscientas mil toneladas anuales de papel, que se destina al cartón de embalaje, papel de imprenta o pañuelos desechables. La medicina alternativa, la fitoterapia, la homeopatía, la acupuntura y la medicina ayurvédica, entre otras, están haciendo un considerable aporte en la preservación de los recursos de la tierra y en la disminución de sustancias químicas y tóxicas, y constituyen una alternativa de creciente demanda, a pesar de la presión considerable que ejerce el monopolio de las grandes empresas de fármacos en el mundo. La reeducación de la población en los hábitos sanitarios, así como una información coherente y concienzuda sobre el verdadero potencial de autocuración del cuerpo humano, en armonía con un entorno saludable, son programas puntuales de gremios especializados como la Medicina Tradicional China o la Nueva Medicina Germánica del Dr. Hammer; quien, a pesar de sus muchos detractores en sectores de presión y poder social en Alemania, cuenta con casos verídicos de curaciones a través de sus métodos científicamente probados, en todo el mundo.

La otra cara de la moneda en lo relativo a la movilización de la conciencia social, tiene un aspecto marcadamente práctico, tiene que ver directamente con el beneficio de la producción y con dos preguntas cruciales en el replanteamiento de las políticas económicas de las sociedades modernas. ¿Hasta qué punto es conveniente mantener una producción masiva? Y ¿qué ventajas ofrece en este replanteamiento de las políticas económicas, en lo relativo al beneficio, la producción para el autoabastecimiento? Si producimos básicamente lo que necesitamos consumir y en la misma medina, nos ocupamos de mantener las condiciones para favorecer la renovación de los recursos, las probabilidades de un sostenimiento equilibrado son mayores. Pero este nuevo enfoque de la producción requiere una profunda evaluación en sus implicaciones sociales y culturales, además de las económicas.

Una economía autosostenible, requiere políticas económicas consecuentes con una visión revolucionaria de la idea de mercado. Éste ya no estaría orientado hacia la producción exclusiva de beneficio, como la idea tradicional capitalista de los mercados neoliberales de libre competencia y no regulados, que enriquecen indefinidamente las sociedades de los países del núcleo; cuyos principales inconvenientes sociales ya no tienen relación con la subsistencia, sino con problemas de salud como la obesidad, el cáncer o el suicidio. La evaluación de las actuales políticas económicas pasa también por la evaluación de sus resultados en otros aspectos de la vida social, derivados de su aplicación. Y es evidente para los sociólogos, los psicólogos sociales y antropólogos que la aplicación continua de la política económica capitalista ha traído consigo consecuencias indeseables también, para las sociedades modernas del núcleo en occidente.

Esta evaluación requiere no sólo la concientización, la información adecuada y el compromiso activo, además de la formación necesaria para abordar proyectos económicos consecuentes con las diversas realidades culturales, sociales, económicas y ecológicas de las distintas sociedades y hábitats del mundo. Implica además, una capacidad personal de autorregulación sostenida, necesaria para sustraerse a los poderosos influjos de las fuerzas e instituciones sociales que continúan llevando el control de las políticas económicas internacionales hacia una tendencia capitalista y de logro del beneficio, y que hacen uso de estrategias y herramientas de mercadeo, persuasión y manipulación sutil que promueven deliberadamente en las mentes adormecidas del ciudadano de a pie ese antinatural comportamiento consumista y destructivo.

Pareciera un trabajo más sencillo mantenerse en guardia contra este tipo de dominio ideológico y sin embargo, resulta en sí mismo un esfuerzo titánico, porque supone básicamente, desmontar las mismas raíces del entramado sobre el cual se erige el Moderno Sistema Mundial. Puede convertirse -y de hecho, lo es-, en un acto subversivo contra los poderes de la cultura, la política, la filosofía y la economía de occidente. Acto contra el cual el sistema reacciona constantemente, mediante la manipulación de la información, el capital, las emociones y las ideologías; y a veces, mediante el uso de la fuerza, con tal de justificar y mantener a toda costa, su hegemonía.

No obstante, la movilización de la concienciación colectiva está en proceso; diversos colectivos, filósofos, científicos, artísticos, religiosos, civiles, regionales e internacionales utilizan todos los medios a su alcance para identificar, abordar y transformar los sectores y las políticas que contribuyen a la desinformación, el deterioro de la calidad de vida y el agotamiento de los recursos. La prensa, el cine, la televisión, el arte colaboran en la expansión de estos proyectos de reeducación y difusión de la información fidedigna, sobre avances científicos, capacitación en las nuevas tecnologías que respetan el medioambiente, el aprovechamiento de los recursos naturales y el potencial humano. La información y los medios están disponibles, se han emprendido numerosas acciones legales a lo largo de los últimos quince años, en distintos países, de rango local e internacional; la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en el año 1992, sentó precedente para acciones globales como el acuerdo de Kyoto, que reunió a los países industriales del núcleo con el propósito de reducir en un 5% la emisión de los gases contaminantes responsables del efecto del calentamiento global. Todavía no nos hemos acercado a la meta inicial, pero la alerta de las industrias está en marcha y las acciones legales son recurrentes.

La economía mundial se encuentra actualmente en período de recesión. Sin que esto llame a sorpresa, economistas, politólogos, sociólogos y otros representantes de la maquinaria del poder continúan vendiendo a través de los medios de masas, la ideología capitalista del consumismo creando alarma social, mediante la persuasión sutil y la terminología de crisis, del mismo modo en que dieron cuenta del relato del desarrollo durante las décadas de los años 50 y 60 del siglo XX. El aparato del sistema continúa movilizando sus hilos de manipulación de las ideologías, conminando a la alarma social, por la urgencia de producción y capital para cubrir las deudas internacionales y el déficit presupuestario, arrojan datos equívocos sobre capital fluctuante e inversiones ficticias, de la misma manera en que crearon la volatilización del capital durante la Depresión de los años 30. Esta crisis planificada en los entornos bursátiles de Wall Street ha hecho desaparecer mágicamente el capital de la esfera del planeta, ha transformado supuestos negocios altamente rentables, como la edificación indefinida del terreno y las hipotecas de interés variable en fantasmas insaciables y ha arrojado al desempleo a 6,7 millones de personas sólo en Estados Unidos.

Pero el incauto ciudadano de a pie continúa escuchando el relato de la maquinaria del sistema. Aún a despecho de que las medidas de reajuste económico se refieren en exclusiva a su bolsillo y continúan otorgando subvenciones y ayudas a las entidades bancarias y financieras responsables de la supuesta crisis económica.

Ante tal estado de cosas pareciera realmente imperiosa la creación de nuevas fuentes de empleo, una vez más, con el urgente propósito de cubrir el déficit público. Pero por si todavía no nos hemos dado cuenta de la eficiencia de la estrategia de desinformación y manipulación ideológica, nosotros mismos estamos convencidos de que duplicar la producción es la única solución posible a la actual crisis económica mundial. Las grandes multinacionales se ven “obligadas” a reducir los salarios, los puestos de trabajo y aumentar las jornadas laborales. Todo este relato con iniciales mayúsculas, nos llega de forma impactante a nuestros oídos y debido al tumulto que origina en nuestras emociones vapuleadas en lo más íntimo de su fibra, por cuestiones de supervivencia natural, ignoramos su verdadero sentido, las creemos y lo que es más lamentable aún, las promovemos con nuestro comportamiento irracional. Competimos de manera deshonesta y disparatada por engrosar las exiguas filas de obreros de las grandes empresas, reducimos nuestros gastos de educación y sanidad y los de nuestros hijos, pero continuamos pagando tributos e impuestos que van principalmente, destinados a planes militares y de armamento.

Esta colosal incongruencia entre nuestras necesidades vitales y nuestra respuesta como individuos escinde, todavía más, la unidad saludable y necesaria de la vida psíquica e interior del ser humano y nos convierte continuamente, en elementos maleables y fácilmente influenciables para los propósitos de enriquecimiento y el beneficio de las élites.

La toma de conciencia es un derecho inalienable y un acto de protección de la vida. Pero la conciencia sin acción es de todos modos, estéril y sólo conduce a la frustración y la decadencia. La acción se promueve desde dentro del individuo, su participación activa en el desarrollo de la vida social es indispensable. La creación de empleos para el sostenimiento de la economía es sin duda, de vital importancia, pero su orientación tendría que formar parte de esa necesaria acción conciente, del individuo capaz de autogestionar, improvisar, desarrollar e implementar nuevas actividades de producción, coherentes con sus verdaderas necesidades y capacidades y en armonía con el entorno.

Así pues, lo que demanda esa nueva conciencia social, no es el aumento de la producción tanto como la producción autosuficiente; no es la duplicación de las jornadas de trabajo, tanto como su reducción, consecuente con las condiciones reales de los recursos disponibles y las exigencias vitales de salud, educación, vivienda y los suministros indispensables para la sustentación de la vida. El nuevo enfoque del trabajo demanda un distanciamiento de la maquinaria de producción en serie, de las fábricas y las industrias y las grandes multinacionales con orientación hacia el beneficio, que han roto el vínculo fundamental del hombre con su trabajo. Ese nuevo enfoque demanda una aproximación al trabajo como una obra de beneficios comunes más que individuales; como una obra de la expresión creativa, más que como una pieza en serie; que estimule la artesanía, el sentido lúdico y el arte. Cooperativas que reúnan a los gremios de especialistas y artesanos que les permitan establecer y desarrollar sus propios medios y regulaciones y colaborar entre sí para fomentar nuevas formas de mercado equitativo.

Utopía es el nombre que viene a la mente de aquellos, quienes todavía se encuentran en el umbral de la desinformación y el desconocimiento de que todas estas y muchas otras nuevas acciones sociales ya son un hecho y están en marcha, ahora.

Sólo nos queda la responsabilidad moral como única opción para seguir ese camino de Utopía, pero es una opción que, al fin y al cabo, sólo podemos tomar por nosotros mismos.

martes, febrero 17, 2009

Artículo Crítica de la cultura

A raíz de la lectura del libro La Antropología como Crítica Cultural, (George Marcus y Michel Fischer. Amorrortu Editores, Buenos Aires 2000), enmarcada en el análisis antropológico de lo otro cultural, surgen inevitablemente en el lector concienzudo una serie de interrogantes de inquietud social y humana.
Ésta es simplemente una reflexión que me ha surgido a raíz de la lectura del libro en referencia para un trabajo anual en la universidad.
Una pregunta se eleva, que no ha sido tan deliberada como necesaria, ¿hasta qué punto la globalización es un proceso natural y sostenible, capaz de transformar los modelos culturales en un modelo único?
La lectura de este libro suscitó en mí diversas preocupaciones acerca del problema de la globalización y de la influencia innegable de los esquemas sociales y culturales, y los procesos políticos y económicos, en la visión de nuestra propia cultura y, por ende, en la del otro exótico. Luego, me he dado cuenta de que esa pregunta era un planteamiento crítico, pues derivaba directamente, de otra lectura anterior sobre el texto de Aldoux Huxley “Nueva visita a Un Mundo Feliz”. Estaba planteando una cuestión crítica a mi propia cultura con esa pregunta, pero no estaba segura de que fuera una pregunta apropiada para el método etnográfico. Esto me ha hecho pensar en el enfoque antropológico actual para este tipo de problemática tan compleja, como la globalización o el sistema mundial. ¿Cómo se plantean los antropólogos contemporáneos un fenómeno tan vasto? Mi pregunta en principio, versa sobre “lo natural” hipotético de dicho proceso y luego, sobre su sustentabilidad. Dado que ya sabemos o asumimos, que se trata de un proceso imparable, no obstante, existen trabajos etnográficos que demuestran que su alcance no ha agotado los tópicos sobre los que se establece la diversidad cultural, ni su influencia se ha extendido de forma tan rápida como asumimos. Por otra parte, estos trabajos de etnografía experimental parecen arrojar resultados que insinúan efectos diversos e impredecibles de la globalización en las distintas culturas foráneas. Como formas de adaptación diversas al cambio inevitable que este proceso representa.

¿Cómo pues, se puede enfocar, desde el punto de vista de la etnografía comprensiva contemporánea, digamos, un fenómeno tan complejo como la globalización? ¿Es mi pregunta, una pregunta válida para este tipo de enfoque? Si bien he comprendido cabalmente la lectura del texto de Marcus y Fischer, la antropología comprensiva busca mediante diversos apoyos teóricos, acceder a una comprensión fidedigna del punto de vista nativo y sus sistemas de sentido, lo que hace evidentemente, problemática la traducción de los distintos aspectos de una cultura a otra. Imagino que para poder enfocar el problema de la globalización y sus efectos a nivel cultural, sería necesario plantear la pregunta de una manera más específica, quizá haciendo referencia a algún aspecto de la cultura que tenga relevancia desde el contexto de la crítica cultural y quizá, para el tema que nos ocupa, sea el más pertinente el aspecto económico, que es presumiblemente, la base de este proceso complejo de cambio global.
Pero el ámbito político no sería menos apropiado como aspecto nuclear de una reflexión crítica. Y en todo caso, para poder representar de una manera más clara y localizada la incidencia del fenómeno de la globalización en la cultura, tal vez sería necesario indagar en una cultura particular, salir del contexto geográfico conocido: occidente, y ver de qué modos y en qué direcciones la globalización se está estableciendo o infiltrando en los patrones culturales de otra cultura. Digamos por ejemplo: Marruecos o China.
Esto es sólo un esbozo, en absoluto, formal, sólo indagatorio y orientativo de lo que podría suponer establecer un estudio crítico sobre el problema de la globalización mundial. Pero para destacar el aspecto crítico de una pregunta relativa a la globalización, quizá tendría mayor interés hacer crítica etnográfica de “repatriación”, es decir, un estudio comparativo de los valores culturales de una cultura foránea, en los que la globalización ha ejercido una influencia determinante, y sus correlatos occidentales.
Por otra parte, y dado que el trabajo se basa en el libro sobre la crítica cultural. ¿Es la globalización una pregunta pertinente en lo relativo a la temática del libro, o es sólo un tema de fondo, que no refleja el verdadero propósito de los autores al escribirlo? ¿No sería más pertinente quizá, plantearnos qué metodologías podrían resultar de mayor utilidad en la actual crisis contemporánea, para realizar un retrato reflexivo eficiente sobre la cultura occidental? ¿O esta es precisamente, una de las cuestiones que los autores pretenden responder? ¿Sería en este caso, la antropología comprensiva una herramienta útil para este propósito? O ¿hasta qué punto los tópicos de la crítica cultural se ven agotados, por el influjo de la globalización, en la descripción etnográfica? Ya lo dicen los autores, casi al final del libro, todavía es posible realizar un contraste intercultural, pues ni lo exótico ni la diversidad cultural han desaparecido, a pesar de la globalización.

Entonces, como sucesión lógica a mi propia reflexión, suscitada tras la lectura del libro, es evidente que los autores ya se han preocupado por buscar las opciones a esas cuestiones, lo que me sugirió la lectura es también pertinente como crítica antropológica y es, como dije, una pregunta inevitable, necesaria; porque surge motivada por la reflexión subyacente a la lectura. La preocupación de los autores versa sobre la problemática de la representación en la escritura etnográfica, pero esa problemática ha surgido movida por cambios en el orden de la realidad, que afectan la interpretación y la comprensión de esa realidad, a nivel global. Si ese cambio, que es la globalización, no hubiese penetrado en los esquemas de valoración de lo cultural y lo exótico, no sería necesario buscar nuevos esquemas de representación para explicárnoslo. Si bien, es cierto que la crisis de la representación no es una cuestión reciente y que los autores se dedican a rastrear los primeros esbozos de la preocupación de las ciencias sociales por la pérdida de sentido de los esquemas tradicionales para explicar las realidades sociales, sin embargo, la más actual motivación en este estudio ha sido la búsqueda y la valoración de los trabajos de la etnografía experimental como herramienta de utilidad actual, para dar sentido a la crítica cultural y con ello a la importancia y vigencia de la antropología en su función crítica.

O quizá, la globalización sea el paso siguiente a indagar en esta reflexión analítica.
Éste bien podría ser un canal de discusión sobre este tema tan fascinante.

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