lunes, diciembre 23, 2013

Bendición del Yoni. Los sidhe de Isis





Entré en el templo de la Diosa –que primero era Afrodita y que luego, se transformó en Isis-; coloqué sobre el altar unas flores rojas que traía como ofrenda y le pedí que me ayudara a manifestar los “Sidhe” de Isis, los dones de Isis. La Diosa me respondió que los buscara dentro de mí. Me dijo que ya había manifestado algunos de sus dones, como el de sanar, el don del oráculo y el don de comunicarme con otros seres: como los árboles, los animales y los símbolos.

Isis estaba en el altar, iluminado por las luces ambarinas de las velas, y ataviada con una túnica blanca de lino, atada con el nudo Tjed en su plexo solar y la corona del trono sobre su cabeza. En una mano portaba un espejo (el espejo de Hathor?), y la otra descansaba sobre su pecho.

Antes de que la Diosa se manifestara como Isis, en el altar estaba Afrodita, desnuda y resplandeciente; como la primera vez que entré en este templo circular, cuando conecté con las aguas de la Diosa. Y le pedí que me ayudara a sanar a través de mi luna roja, el miedo a perder mi libertad, que llevo en mi interior.

Era de noche y comenzó a llover. Escuchaba la lluvia y los truenos cayendo afuera del templo y el flujo del agua que brotaba desde el interior de la tierra, y que fluía a través de la boca de la gran tinaja de porcelana blanca, que descansaba en medio del templo.

Todo el lugar se llenó de felinos; una pantera y un león dormitaban a los pies de la Diosa, bajo el altar. Los gatos negros me rodeaban por todas partes, mientras yo permanecía sentada sobre el cojín en actitud contemplativa. Y sobre mi regazo dormía apaciblemente, mi desaparecida y siempre recordada gata siamesa, Gala.

Sentía las aguas sanadoras de la Diosa fluir dentro de mí, en mi Yoni, en mi útero y en mi corazón; sentía que mi cuerpo era el cuerpo de la Diosa, y mi Luna Roja su sangre, sus aguas sanadoras fluyendo por mi útero y saliendo por mi Yoni, como una corriente roja desde mi corazón, con la fuerza del amor.

Al sentir esto, el león se levantó de golpe y fue a apostarse junto a la tinaja, de donde manaba sin cesar el agua, desde el centro de la tierra. El león levantó una pata y rugió y la sangre fluyó desde mi Yoni, y el cojín donde yo estaba sentada se tiñó de rojo. Entonces, me levanté; la ropa que llevaba puesta se me cayó del cuerpo y me metí entera en el estanque de las aguas de la Diosa.

Eran aguas cálidas, minerales. Sentí cómo su flujo entraba en mi Yoni y en mi útero, sanando los miedos alojados en mi sacro, recorriendo todo mi cuerpo. Permanecí así, sumergida en el estanque de aguas cálidas, sanando los miedos a través del influjo sanador del agua de la Diosa, durante varios minutos. Pequeños pececillos limpiaban la piel muerta de mis pies, y la sangre fluía de mi Yoni corriente abajo, sanando mi cuerpo.

Cuando salí del agua, unas jóvenes, probablemente sacerdotisas de la Diosa – o ninfas-, me ayudaron a salir del estanque, me vistieron con ropas de lino blanco y me llevaron nuevamente ante el altar; adonde tomé asiento una vez más, sobre el cojín, delante de la gran tinaja blanca, en medio del templo, que ahora estaba limpio; pues alguien había reemplazado la funda que se había manchado con mi sangre y había puesto un cojín con una funda limpia.

Al sentarme apareció la Diosa Isis en el altar. Entonces, le pedí a Ella que me ayudara a manifestar sus “sidhe”. Y una voz en el espacio clamó: “Los Sidhe de Isis(1) son sus hijos, aquellos que manifiestan sus dones”.

Con una reverencia le di las gracias y regresé bajando un camino de tierra bordeando el margen de un río. Subí a una barca que me llevó de vuelta, en la noche, a la isla y al árbol donde me senté por vez primera para tocar la tierra con mi Yoni, y una vez allí, volví a mi cuerpo.

 


[1] Esta frase “Los Sidhe de Isis” surgió de un sueño de la autora de este relato.

viernes, octubre 04, 2013

Ritual de Luna Nueva en Honor a Hécate la Anciana Sabia. (4 de Octubre 2013. Luna Nueva en Libra)






Esta noche he llevado a cabo un breve ritual con vela negra de sanación, en honor a la Diosa Hécate, la anciana Sabia de la Luna Nueva. Siempre que la llamo su energía poderosa no tarda en hacerse sentir y dejar su huella. (Aún ahora, después de haber terminado el ritual, la siento presente). No he sido capaz de hablar desde que inicié el ritual.

Al terminar, me sentí impelida a leer el Tarot (no otra baraja, pues tengo varias), "mi Tarot". Ella me dijo específicamente, "Esa baraja es poderosa". De modo que, como no sabía qué preguntar, le pedí a la Diosa que me mostrara a través de su maravilloso instrumento, aquello que Ella quiere que yo conozca en mi porvenir más próximo.

Saqué únicamente tres cartas, y estas fueron:  arcano XXI el Mundo. Arcano XIII y arcano VI, el Enamorado.

Me he quedado un momento contemplando estas tres cartas y su absoluta rotundidad. No había lugar a palabras. -Cuando Hécate está presente nadie habla. Sólo Ella puede pronunciarse-.





(Oráculo de Hécate)

Es un regalo -me dijo-. llega a ti el amor, como un regalo. Se cumple un ciclo. La tierra es negra; tu útero es oscuro como la tierra. La noche es oscura... ¿por qué la tierra es negra? -Me interpeló y a su vez, me respondió-. Porque es fértil. De Ella brotó todo, toda la vida. Como un útero; como la oscuridad de la noche.

El amor es tu recompensa. La tierra está preparada, la tierra está fértil. Se terminó un ciclo y comienza otro, y el amor llega.

¿Qué es o quién es? Eso no importa, eso sólo alimenta una ilusión. Sólo importa que llegó su momento. Está aquí, -me dijo-, su momento llegó: es el tiempo del amor.

Es algo que habías deseado desde hace tiempo. Se cumplió su ciclo; ésa es tu recompensa. El campo está libre, listo para la cosecha. El amor llegó".

Estas fueron sus palabras. éste fue su oráculo. Sigo sintiendo su presencia. Con su antorcha en alto la contemplo, dorada y radiante delante de mí... Me hizo hablar con mi útero y con mi sacro, y durante la meditación del ritual llevó a cabo un ejercicio de sanación energética con oro líquido, sobre mi chakra raíz y mi chacra púbico, para sanar ese dolor y transformarlo en gozo, plenitud y sabiduría.

La vela negra sobre el altar permanecerá encendida toda la noche; es el símbolo de la luz imperecedera de la antorcha de la Diosa, para que guíe mis pasos a través de los caminos de la noche.

Gracias Hécate, Señora de los Tres mundos, Portadora de las llaves, Señora de las Encrucijadas. ¡Salve Hécate, Bendita seas!


miércoles, abril 10, 2013

En la Cueva de la Diosa Oscura




Era una noche sin luna, llovía como si el cielo fuera a abrirse en canal  y el agua caía a cántaros sobre la tierra. En una recóndita cueva una mujer, una bruja, o una sacerdotisa de la Diosa cantaba sus encantamientos sobre un gran caldero hirviente, y sus manos pálidas vibraban despidiendo destellos de luces hacia el brebaje rojizo y ardiente.

Era una cueva oscura pero cálida, tan sólo iluminada por los fuegos bermejos de las llamas que alimentaban el caldero; una gran olla, la aleación entre Marte y Venus, el hierro y el estaño.


Los truenos retumbaban como voces rotundas y cavernosas sobre la piedra hirsuta de la cueva. La entrada a la caverna tenía la forma de la vulva de una mujer joven, con dos compuertas altas y detrás de ellas, una columna amplia que servía de resguardo a los fuertes temporales. A los pies de la columna una pantera negra, apostada y sigilosa resguardaba la entrada. El espacio interior no era demasiado amplio, pero la luz palpitante de la hoguera le daba un aspecto de solemne profundidad.


En el medio de la estancia la bruja vigilaba el caldero y un círculo de llamas los rodeaba. Un minino negro de ojos ambarinos saltó desde una cornisa adelantada y fue a apostarse entre unas mantas y unas cestas de paja, arrinconadas al fondo de la cueva. Y un pájaro negro de mirada penetrante, un cuervo de largas plumas azuladas revoloteaba sobre los hombros de la bruja.


De sus labios salieron aleteando fuertes palabras imposibles de repetir, y la bruja quedó desnuda en medio del círculo en llamas. Su cuerpo se tornó de pronto, escamoso y brillante, como el de una serpiente marina. Y la bruja circundó el caldero varias veces, en deosil, tornándose a veces, mujer y a veces, sierpe. Entre sus piernas, una escoba de madera de sauce acontecida de ninguna parte, la alzó en vuelo de improviso, hacia el techo de la cueva; mientras los tres animales la contemplaban atónitos.


Ella voló sobre su escoba remontándose hacia cielo abierto, en una noche oscura y estrellada, una noche sin luna. El marco del firmamento dibujaba su hermosa silueta recortada en vuelo rasante, sobre la faz temblorosa de la luz astral. Viajaba en vuelo meteórico, cada vez más alto. Y sobre la escoba ella cerró los ojos, abrió las piernas y extendió los brazos, con las manos en el gesto de la unión. Ella estaba volando dentro de su vuelo, en una dimensión más elevada.


Ella se vió a sí misma corriendo por el bosque bajo aquella luz astral; pero su cuerpo de mujer era ahora el de la pantera negra, la guardiana de las puertas de su cueva. Y la pantera corría, corría sin cesar guiada por su instinto; ella había olfateado a su presa. Sabía donde encontrarla, la acechaba en el silencio profundo, en la oscuridad nocturna de su naturaleza solitaria. Entonces, sus pequeños ojos amarillos agazapados detrás de un matorral, encontraron lo que había estado buscando toda la noche.


Su víctima estaba recostada junto a un estanque, era un hombre joven; quizá dormitaba desprevenido, ignorante de la suerte que le aguardaba, presta a abalanzarse sobre él, a sus espaldas. Estaba tan cerca de él que podía sentir su aliento. Se había aproximado sin ser descubierta, pero cuando el hombre por fin se dio cuenta de su presencia ya era demasiado tarde. La pantera estaba sobre él y lo miraba fijamente; él sentía su respiración caliente rozándole el cuello.


Entonces, él despertó. Estaba angustiado, nervioso, y sudaba profusamente debido a la pesadilla. Todavía era de noche, pero al aventurarse a dormir a la intemperie, la luz astral le había jugado una mala pasada. De modo, que decidió avanzar en la oscuridad hasta encontrar un lugar adonde poder refugiarse. Escuchó una conmoción cercana, algo como la voz de una mujer joven que cantaba. Sintió curiosidad por saber de dónde provenía aquella voz femenina y grácil que cantaba una canción embelesada en medio de aquella noche fantasmal.


Aquella melodía le traía vagos recuerdos, que el joven no sabía muy bien desde qué lugar de su memoria le llegaban; sentía como si aquel canto hubiese abierto de par en par, memorias dormidas desde los tiempos más antiguos de la tierra. Guiado por aquella voz, el joven avanzó en medio de la noche, hasta que sus cautelosos pasos le llevaron a un claro en medio del bosque, un círculo de arces muy, muy antiguos.


En el medio de aquel círculo vegetal había una mujer de piel muy blanca, tan blanca como la luna ausente en el firmamento. Su rostro era perfecto, sinuoso y terso como una figurilla de porcelana, y sobre su frente amplia una luna negra y creciente se bordaba. Su cabello largo le corría por la espalda, como un manto de seda de oscuro azabache. Ella estaba desnuda completamente. Al verla, el joven se dio cuenta de que él tampoco llevaba puesta ropa alguna.


Ella movía los brazos en un movimiento suave, meciéndolos en sutil vaivén, al ritmo de sus cantos. Entonces, él decidió acercarse; al principio lentamente y después, con paso firme y seguro. Cuando había llegado a unos pocos pasos de ella la llamó, dispuesto a halagarla con bellas palabras de trovador; pero la voz no le salió de los labios, y sin embargo, ella lo sintió.


Él estaba turbado; ella se había dado cuenta de su presencia, pero él no era capaz de halagarla con dulces palabras, como se había propuesto, para conquistarla. La joven se levantó lentamente y lo observaba impávida. Recorrió con sus ojos negros y enormes toda su naturaleza viril y luego, sonrió. –Ven –le dijo-. Pero el joven queriendo responderle no fue capaz de decir, aunque pensó: -¿a dónde? Y ella comenzó a correr.


Corrió como una gacela juguetona y espabilada, y detrás de ella corría el mozo, cada vez más alebrestado, a cada zancada de la carrera. Ella reía y corría cada vez más a prisa, sin que aquel joven enamorado fuera capaz de alcanzarla, pero algo en él se estaba despertando, y se erguía impetuoso entre sus piernas. 

La fina melodía de una siringa serpenteó en el aire, la noche vibraba como una hoguera de llamas negras y plateadas. La luna oscura se reía tras su velo de sombras. Sus piernas de hombre de pronto, tornaron en las pezuñas peludas de una cabra; y sobre su cabeza dos cuernos se erizaron orgullosos, y aquella niña que corría de él, sólo jugaba y lo llamaba con voces tiernas: ¡Pan!


Como una fiera impetuosa el joven finalmente la alcanzó, la sujetó entre sus brazos y ella cayó rendida, sin la menor resistencia. Entonces, el muchacho vio la entrada de la cueva de la Diosa Oscura; sus puertas estaban abiertas. Él quiso entrar, y él entró. Al principio, con sigilo, después con firmeza. Ella se estremeció. Él escuchó sus fogosos gritos, extáticos, que provenían desde la oscura caverna de su vientre palpitante.


La sujetó con fuerza entre sus brazos y descubrió que él mismo había dejado de ser esa especie de monstruo, mitad hombre, mitad macho-cabra; había recobrado su forma.


Cuando cesaron los gritos de placer de aquella ninfa traviesa, él se echó sobre ella exhausto. Jadeaban ambos en un mismo pálpito, sobre la hierba humeante, bajo la luz cósmica y letárgica de la constelación de Pegaso.


El muchacho dormía y era hora de regresar, la luz del alba pronto arroparía sus cuerpos y la bruja debía regresar a su cueva, antes del amanecer. Se irguió sobre sus dos piernas y nuevamente, vio su cuerpo; que había cobrado la forma de la pantera negra. 

Corrió y corrió sin cesar por las colinas, hacia la cueva, en las inmediaciones de la tierra. Y allí permaneció hibernando junto a Lilith, la Diosa Oscura, hasta que la Rueda del Año giró una vez más, y la tierra despertó a los fuegos de Beltán.


Nota de la autora:
Inspirado en la Diosa Lilith, para esta noche de Luna Nueva en Aries, 10 de abril de 2013





lunes, abril 08, 2013

Mi Libro de Sombras: Enseñanzas de mis Guías Espirituales. Las Esferas y El Magnetismo






23 abr. 2009
Para entrar en sintonía con las enseñanzas de mi guía Anastrela en estos últimos días, y que no muy prudentemente he olvidado reseñar, recuerdo su respuesta ante mi sempiterna pregunta acerca de la ausencia de mi compañero. La respuesta nunca se me había planteado de esa manera, de muchas otras variadas formas sí, pero no de ésta. Para Anastrela la respuesta estaba en Las Esferas
A continuación, reseñó una serie de instrucciones y me dijo que Las Esferas tenían que ver sobretodo, con el Principio del Magnetismo que, sabiéndolo yo o no, yo poseo en abundancia –aunque no bien canalizado del todo, por lo que pude deducir-; las sugestiones, las conexiones neuronales, las visiones propias o prestadas de las que ya me había instruido, entre otras cosas.
Para Anastrela era de vital importancia que yo comprendiera cómo funcionaba el Principio del Magnetismo y para eso era indispensable que pudiera comprender el concepto, mucho más complejo de las Esferas. Me instó a que recordara, de mis clases de historia de la Filosofía, la Teoría cosmológica de las 55 Esferas de Aristóteles, respectivas a la estructura del universo y me dijo que efectivamente, aunque no bien comprendida, esta estructura del universo se puede extrapolar a otros niveles de la realidad, especialmente en lo concerniente al manejo de las energías.
El número de esferas no está claro, puede ser mayor al de 55, pero no estaría segura en decir, que es un número infinito. El caso es que sin entrar en el tema del karma, Anastrela me explicó, que de acuerdo con el uso de su energía vital, las personas se mueven en una u otra esfera, de acuerdo con sus tendencias, conexiones neuronales, visiones de la realidad propias o prestadas, sugestiones, creencias y, especialmente, su poder magnético. Como los niveles en alguno o varios de estos aspectos difieren en relación con los sujetos y sus tendencias, estos se mueven en distintas esferas y probablemente, es muy posible que no lleguen a establecer contacto, a menos que uno de ellos o ambos decidan cambiar de esfera.
El mecanismo de funcionamiento de las Esferas, es incluso más complejo de lo que he sido capaz de acotar aquí, pero todavía lo es más, ese proceso misterioso, a través del cual se realiza una operación como el cambio de una esfera a otra. Podría decirse que comienza con un evento que podríamos denominar “cambio de paradigma”; porque tiene que ver con la transformación integral de todo un sistema orgánico, o al menos, ésta es la idea que sobrevive a la intrincada explicación de Anastrela. 
Una persona que decide cambiar de una esfera a otra, por lo general lo hará con el propósito de mejorar, es decir, de incrementar su energía o poder magnético. Pero sobretodo, para poder realizar este paso, es indispensable conocer las propias circunstancias, reflexionar pues sobre nuestra vida actual, (no pasada, o en todo caso, el camino que nos ha llevado hasta donde estamos ahora); eso es muy importante, saber cuáles son nuestras condiciones presentes, dónde estamos (algo en lo que mi maestro de Dzogchén hacía hincapié con frecuencia, en sus enseñanzas). Cuando sabemos esto, que es lo fundamental, podemos comprender mejor el mecanismo de las Esferas.
Es posible y suele darse con frecuencia, que el cambio de Esferas se dé por ciclos, de forma más bien natural, cíclica; con lo cual muchos de los eventos que experimentamos como críticos, tal vez sólo sean síntomas de ese cambio entre esferas. Pero la idea central de las Esferas tiene que ver, como Anastrela hizo hincapié, con el Principio de Magnetismo y por eso también, es muy importante que seamos capaces de comprender cómo funciona este principio per sé y cómo funciona en nuestras vidas; es decir, cómo manejamos la energía magnética. 
Cuando somos conscientes del propio manejo de la fuerza magnética, muchas cosas se nos vuelven especialmente claras a la vista de nuestra vida actual, nos hacemos más concientes de aquellos de nuestros procesos mentales y emocionales que subyacen por debajo de la conciencia y de los patrones de nuestro proceder. Entonces somos capaces de decidir el patrón que deseamos desarrollar, de señalar la ruta que deseamos seguir, o qué nivel de las Esferas deseamos alcanzar.
Es un proceso que puede llevar años, pero puede estarse llevando a cabo paralelo a nuestro diario vivir, sin que seamos partícipes de forma consciente, hasta que de repente… Zas! Algo esencial ha cambiado. Ya no nos sentimos igual con respecto a nuestro pasado reciente y hay una urgencia por dejar algo atrás. Vemos que estamos construyendo, si no está construido ya, un “nuevo paradigma” de vida y que estamos actuando y sintiendo de acuerdo con ese nuevo patrón. 
Pero como todo proceso, al principio, hay un período de reajuste, durante el cual, el ser se acomoda al nuevo estado, a la nueva esfera, y experimenta por primera vez, los cambios en sí mismo, del manejo de la energía. Todavía tendrá que lidiar con algunas resistencias del período anterior, pero éstas, poco a poco, y a medida que el ser se va integrando en el nuevo estado, irán perdiendo influencia, hasta que finalmente, desaparezcan por completo.
Todavía no me ha explicado Anastrela profundamente el comportamiento de la fuerza magnética, pero es algo que puedo reflexionar por mí misma con los conocimientos que poseo y la propia experiencia en el manejo de esa energía en mi vida; creo que ése era en realidad, el propósito de Anastrela, que fuera capaz de sacar mis propias conclusiones en base a mi propia experiencia y conocimientos. Y en todo caso, si tuviera alguna pregunta al respecto, podría siempre contar con su respuesta.
En resumidas cuentas, Anastrela me explicó que mi compañero y yo no estamos juntos porque nos estamos moviendo a diferentes escalas entre las Esferas y dado que uno de los dos debía cambiar de Esfera para coincidir con el otro, y dado que era yo la que estaba recibiendo esta instrucción, era evidente que se trataba de mi propio proceso de cambio entre esferas, es decir, que tenía que ser yo la que diera el salto. Y el modo de hacerlo es lo que he explicado de la forma más clara posible un poco más arriba. 
Pero Anastrela no me dio instrucciones precisas, ni mapas, ni nada de eso, (aunque algún mapa apareció durante su instrucción referente al encuentro con mi compañero, pero del que no me ha hablado aún); sólo insistía con vehemencia que me abriera y confiara en el Padre Cielo, Ouranós, como ella le llama y que le permitiera llenarme de su plenitud. De modo, que desde hace un par de días y con ese propósito he comenzado una visualización de apertura hacia el cielo abierto. Ella insiste en que todas mis peticiones las dirija siempre a él, al Padre Cielo, Ouranós, y que descanse confiada en su provisión.
Sin embargo, debo ser honesta y reconocer que tengo problemas con el tema de la fe y que ahora mismo estoy intentando aprender primero a relajarme, porque creo que mi falta de fe se debe, especialmente a esa tendencia aprendida en mi familia biológica a tener miedo de todo, especialmente de nuestra propia buena suerte. Es decir, a no confiar jamás. 
Como estoy en proceso de “descascarillamiento” y “pérdida de la vieja piel”, ese paso me está llevando algo de tiempo. No obstante, considero de gran ayuda el poder trabajar con herramientas como el Método para los actores de Stanislavsky, conducente a la suspensión de la incredulidad. Lo que me hace rescatar buenas y sanas memorias de mi confianza en el poder del Cielo o del Espacio.
Quiero decir, que la fe no es algo que uno pueda manipular sin ser conciente y ahora comprendo que esa fe tiene mucho que ver con el Principio de Magnetismo en el que tanto insistía Anastrela. Aquello en lo que realmente creemos es precisamente lo primero que manifestamos. Creer o tener la convicción de que realmente, un evento u objeto se va a producir “de la nada”, es Magnetismo, es trabajar con ese tan cacareado Secreto y Poder de Atracción del que los pseudo-filósofos de la modernidad tanto alardean haber descubierto. En realidad, no han descubierto absolutamente nada, salvo que se han dado cuenta del proceso, en virtud del cual todo tiene su lugar en el multiverso.
Mi primera reflexión había sido que la fe no es algo que uno pueda manipular, pero en seguida, comprendí el principio tras el cual se sustentaba la vehemencia con que Anastrela me sugería abrirme al Padre Cielo, Ouranós; y automáticamente, me decanté por la conciencia como clave de este mecanismo. Una especie de conciencia sutil, es decir, no manipuladora, que comprende, conoce y se da cuenta, pero que participa pasivamente en el proceso de Magnetización. Y para que no exista ni el más mínimo atisbo de manipulación, ciertos procesos inherentes a la conciencia tienen que desactivarse, y el principal de ellos es el pensamiento discursivo
No hay mucho, en realidad, nada qué pensar en relación con este proceso. Se hace y se deja actuar, como cuando echamos pomada en una irritación cutánea, no estamos removiendo para ver cómo actúa la pomada para hacer desaparecer la irritación, porque hacer eso no servirá de nada en la curación. El agente activo no está en el escrutar, sino en la pomada. Por obvio que parezca.
El agente activo en el proceso de magnetización es la fe: creemos en verdad que lo que estamos haciendo: oración, meditación, ritual mágico, dará unos resultados, y de hecho, siempre los da. La conciencia es en este proceso, un mero agente pasivo, un observador. Pero su presencia, no obstante es indispensable para la psique. Si no nos damos cuenta de que las cosas pasan es como si no pasara nada, no hay entonces aprendizaje y por lo tanto, no hay crecimiento verdadero. Y el propósito fundamental en este proceso de Magnetización es sin duda, que haya crecimiento, evolución; de ahí la estrecha vinculación entre este Principio del Magnetismo y las Esferas.
Ahora todo este proceso de instrucción por el que estoy pasando junto a Anastrela, está empezando a cobrar algún sentido para mí. Porque desde lo más profundo de mi corazón y con toda la honestidad que me caracteriza, admito que en ocasiones, siento todavía la aprehensión de estar perdiendo un poco la chaveta, de que ni siquiera, esté siendo del todo conciente de la realidad y todos esos temores ancestrales que me han acosado a lo largo de toda mi vida. 
El hecho de que yo pueda escucharla, no en el sentido sensorial, sino interno, de sentirme conectada a su “persona”, a su “voz”, es algo que tiene sin duda, un grado importante de realidad para mí, mucho más de lo que lo tuvo en años previos. Porque Anastrela no acaba de aparecer este año, lleva años entrando y saliendo de mi conciencia, hablándome, contándome cosas que yo he tomado más o menos, con cierto interés.  Pero la coherencia que encuentro ahora en sus instrucciones me hace aumentar mi interés, sin embargo, también cierta prudencia subsiste en cuanto a tomarme demasiado en serio todo esto. 
Quiero decir, Anastrela siempre insiste en que no revele las características de sus instrucciones mágicas o filosóficas o psicológicas, etc. (El rango de su instrucción es bastante amplio). Pero no creo que lo haga por el hecho morboso de mantener oculto algún secreto ancestral, sino básicamente, por cuidar mi reputación  sen cuanto a mi sanidad mental, para conmigo misma y la realidad que me circunda. Ella no ignora ni yo tampoco, las abismales diferencias que se levantan como muros colosales frente a la realidad de nuestro encuentro en los predios de la imaginación, y esa otra realidad que la física cuántica llama espacio entre átomos, que parecen muy concretos y reales. Es decir, la realidad de a pie.
Su actitud preventiva obedece sobretodo, según puedo prever, a un respeto innato por el equilibrio de la naturaleza. Ahora mismo, me está dictando de forma más bien, informal estas palabras que estoy redactando en este preciso último párrafo. Como  me encuentro receptiva hacia ella, escucho su voz con más claridad. Ella me dice que sabe y yo también, por consiguiente, que en el Oliberzo, -a mí me agrada llamarlo así-, subyace un orden, un patrón de coherencia más bien, entre el Caos y el Orden, que como explicaba Heráclito, se dan simultáneamente en el Universo. Y esa coherencia es el principio del equilibrio de la naturaleza. De modo que cuando centramos nuestra atención y energías en algo, que como yo lo entiendo, pertenece a cierto grado de la realidad, significa que en otro lugar del universo estamos activando el opuesto, con el cual se encuentra relacionado de forma natural, pues el universo no es algo estático, sino un organismo vivo. Esta es la base de los principios de la naturaleza: que nos hayamos inmersos, formando parte vital de un organismo que goza de vida, por sí mismo, pero no de manera independiente. Y también, está presente en los fundamentos del electromagnetismo.
Todo está interconectado, no podemos aislar nuestra acción y pensamiento del resto de lo que conforma la realidad, en sus distintos niveles, sólo podemos aprender a manejarnos dentro de esta coherencia. Todo intento o propósito por sustraernos a la realidad, en cualquiera de sus grados, sólo precipitará -pues esa es otra forma del comportamiento del Principio del Magnetismo, la fuerza electromagnética-, su contrario. Y es de suma importancia tener esto en cuenta.
Me viene a la mente la imagen de un surfista vadeando las olas del Océano. Somos como surfistas sorteando las grandes o pequeñas olas del Océano de la Vida. Para algunos, el éxito puede consistir en llegar a salvo a la playa; y para otros quizá, sólo consista en el gozo de la hazaña.
Anastrela me previene contra el tornarme demasiado seria con estos temas. Muchas de las prácticas que llevo a cabo actualmente, por su orientación son sobretodo, conducentes a estimular la energía gozosa de la vida, a experimentar la dicha de estar vivos. Aunque yo siempre he anhelado “recuperar” esos poderes mágicos, que desde algún rincón recóndito de mi subconsciente creo haber ostentado en algún momento de mi experiencia vital, me parece presentir en las instrucciones de Anastrela, que ese propósito quizá no sea lo más importante. 
Todo ha de llegar, en tanto sea necesario para nuestro pleno desarrollo.

viernes, marzo 29, 2013

De Brujas, Magos y Hechiceros: Medea









En la mitología griega, Medea era la hija del Rey de Cólquide y la Ninfa Idia. Medea era una conocida Sacerdotisa de la Diosa Hécate, diosa de orígenes muy antiguos, de quien Medea aprendió las artes de la brujería, junto con una pariente suya, la famosa Hechicera Circe. También se dice que Medea era nieta del Titán Helios.
En la historia del Vellocino de Oro, Medea es cautivada por las artes de Eros para ayudar al joven Jasón en su empresa, proporcionándole todo tipo de pociones mágicas e instrucciones precisas para lograr su cometido y burlar las condiciones que el Rey de Cólquide le había impuesto para conseguir el Vellocino. El proceso mágico, a través del cual Jasón tuvo que pasar para conseguir el Vellocino de Oro, es una gesta chamánica para los iniciados en la brujería antigua.
La historia cuenta que, a pesar de que Jasón pudo salir airoso de todas las pruebas, el Rey de Cólquide no quiso cumplir con su parte del trato, y Medea tuvo que ayudar nuevamente a Jasón, a obtener la ansiada presea y escapar de la isla. Se dice que Medea logró adormecer a la serpiente que custodiaba el Vellocino, por medio de una poción de hierbas mágicas y sus propios poderes hipnóticos.
La desventura persiguió a Medea por haber ayudado a Jasón, y esto lo retrata muy bien la historia de Eurípides. El amor de la Hechicera por el Argonauta fue su perdición. Debido a que lo había ayudado desde el principio, Medea se vió obligada a abandonar la isla de su padre, junto con los argonautas y el hombre al que ella había ayudado a robar el Vellocino de Oro. Pero Jasón, quien le había prometido matrimonio, la traicionó una y otra vez, a lo largo de la historia, que os recomiendo leer con atención.
Medea vuelve a usar sus poderes de bruja para ayudar a Jasón en su empresa, cada vez que éste se encuentra con obstáculos. Así, la historia cuenta cómo mediante sus artes persuasivas, Medea hizo beber al gigante Talos de una pócima somnífera preparada por ella, para matarle y permitir que el barco de Jasón pudiera arribar a la isla de Creta.
La Diosa Artemisa es una de las aliadas divinas de la bruja Medea en esta historia, además de su tía, la Hechicera Circe; cuya historia contaré en el próximo post. Artemisa, hija de Zeus y Leto, es una antigua diosa lunar, identificada con Selene antigua titánide griega de la luna; con la diosa etrusca Artume y como uno de los aspectos de la antigua diosa Hécate, y fue ampliamente venerada por todo el Egeo y posteriormente, en el Imperio Romano, como Diana. 
Para ayudar a Medea, la Diosa Artemisa engaña a las hijas del rey Pelias; con quien Jasón debatía el trono de Yolcos. Persuadidas por las artes mágicas de la Diosa, las hijas de Pelias cortaron la garganta de su padre y sumergieron su cabeza en un caldero creyendo que este acto le rejuvenecería.
Exilados a Corinto Jasón y Medea encuentran refugio en el palacio del Rey Creonte, quien convence a Jasón de abandonar a la bruja; al parecer por motivos políticos, ya que Medea reclamaba su derecho al trono de Corinto. Creonte insta a Jasón a tomar por esposa a su hija Glauca con lo cual remueve los celos terribles en Medea. La historia cuenta que la hija de Creonte recibió un regalo de bodas de Medea, un manto "de irresisitble belleza". Pero al momento de vestir el manto, el hechizo puesto en él por Medea hizo que Glauca comenzara a arder en llamas, como una tea. Las llamas consumieron a la joven y también a su padre, Creonte que intentó salvarla.
La historia cuenta que Medea, completamente enloquecida por los celos y con el propósito de hacer el mayor daño posible a Jasón, mató también a los dos hijos que había tenido con él. Esta es la parte más famosa de su leyenda. Pero la tragedia de Eurípides, cuenta que no fue Medea quien mató a sus hijos, sino que los envió como emisarios del regalo, el manto embrujado, al palacio de Creonte, y que al ver el daño que el manto había ocasionado, los hijos de Medea fueron también ejecutados.
También existe otra versión que cuenta que fueron los habitantes de Corinto los que apedrearon a Medea y mataron a sus hijos, por la muerte del Rey. Y que en castigo, los Dioses enviaron una plaga a la ciudad que acabó con todos los niños. Curiosamente, la ciudad de Corinto no se libró de la maldición, hasta que por consejo del Oráculo de Delfos, se les obligó a rendir homenaje a los hijos de Medea y vestir luto.
Pero parece que fueron más bien, las ambiciones políticas de los detractores de Medea, las que se encargaron de ensuciar su reputación a lo largo de la historia. Pues, cuando se lee atentamente, no se ve más que a una mujer desesperada y traicionada por el hombre al que amaba. 
Medea huyó de Corinto y fue en busca de Heracles; quien le había prometido ayudarla, si Jasón no cumplía con su palabra ante ella. La bruja lo encontró en Tebas, completamente enloquecido por la ira de su madrastra Hera. Medea lo curó con sus artes mágicas, pero debido a su situación de esclavitud, por parte del rey Euristeo, Heracles no pudo ayudarla.
Medea siguió buscando asilo y protección y finalmente, pudo encontrarlo en Atenas, donde reinaba el Rey Egeo; que incluso, se casó con ella; con la esperanza de conseguir, mediante la magia de Medea, un heredero al trono, ya que Egeo contaba con una edad avanzada. Las expectativas de Egeo se cumplieron y Medea tuvo un hijo de nombre Medo.
Pero el infortunio hizo que un extraño llamado Teseo llegara a Atenas, con la pretensión de ser un hijo perdido del Rey que reclamaba su heredad. Una vez más, vemos cómo las historias patriarcales legitiman la usurpación violenta del poder de una reina y de su hijo. Medea fue acusada nuevamente, de hechicería y exiliada. Se repitió la historia, quizás porque aquel extraño advenedizo, Teseo ya conocía la reputación de Medea en Corintos; quizás, porque los mismos cortesanos de Egeo, viendo a su rey cada vez más cerca de las Parcas, temieran que su cercana muerte dejara el poder en manos de una mujer y además, extranjera. En todo caso, Medea vuelve a sufrir destierro.
Se dice que Medea huyó a Italia y allí se dedicó a enseñar sus artes de brujería y encantamientos, y que debido a sus poderes los nativos comenzaron a venerarla como a una Diosa, a la que dieron el nombre de Angitia. Medea recorrió el Egeo y en su camino pasó también por Tesalia; donde compitió con la titánide Tetis (la madre de Aquiles), en un certamen de belleza. De allí se marchó hacia Fenicia, donde se dice que se estableció por largo tiempo.
Pero esta bruja peregrina continuó su camino hasta Asia; donde la leyenda cuenta que casó nuevamente, con un rey muy poderoso, al que le sobrevivió accediendo al trono de su reino. Sobre el periplo de Medea hacia Asia, cabe reflexionar, si la civilización de los Medos (recordad a Medo, el hijo de Medea y el Rey Egeo) no tendría efectivamente, su origen en el establecimiento de la bruja Medea en aquellas tierras. ¿Acaso, el nombre de los Medos se refiere a la descendencia de Medea?
Los Medos o Maedos fueron una tribu persa del oeste de Tracia, que se convirtió en una civilización floreciente y dominó Persia desde el año 600 antes de la era moderna, hasta la llegada de Ciro el Grande en el año 558 antes de nuestra Era.
A la hora de contrastar las fuentes, los filósofos (amantes de la filosofía) hemos de buscar con precaución, pues como muchos ya sabemos, los que narraron la historia suelen ser los vencedores; y en el caso de la historia de los imperios son los patriarcas los que, a través de su dominio opresivo se dedicaron a la labor de exaltar sus propios nombres y se cuidaron bien de borrar las huellas de todo poder femenino. Así pues, los patriarcas hebreos estuvieron entre los primeros en adjudicarse el derecho de sucesión de los Medos, apropiándose del nombre de un tal Madai, supuesto hijo de Noé, como “patriarca” de los Medos.
Pero la leyenda que siempre tiene visos de verdad, cuenta que Medea escapó de Corinto con la ayuda de su abuelo Helios, que le envió un carruaje de serpientes aladas para llevarla hasta Asia, donde como ya sabemos, casó con un rey persa. Es posible que este rey persa fuera el verdadero padre de Medo, el hijo de Medea, y no Egeo. Otras fuentes aportan un origen persa de la propia Medea, que sería hija del rey Medei, de los Medas.
La Leyenda de Medea la sitúa como escalafón, en el lugar que realmente le corresponde por derecho propio. De hechicera y asesina, a Reina y Señora de un Imperio; que reivindica su nombre y consigue reconciliarse con el amor del padre, Eetes, rey de Cólquide; en cuyo auxilio acude la bruja para ayudarle a recuperar su reino; el cual Perses, hermano también de Medea, pretendía usurparle. De esta manera, Medea anexiona Cólquide con su reino en Asia, convirtiéndolo en un poderoso imperio, que recibirá en su honor el nombre de Media.
Para finalizar la historia, el bardo dice de Medea que ella nunca murió, que su naturaleza se vuelve casi divina. Pues Medea va a morar finalmente, en los Campos Elíseos, junto a los dioses; donde recibió todos los honores que le correspondían. Y hay quienes añaden que la gran bruja Medea consiguió allí el corazón del más grande de los guerreros, Aquiles.
Además de encantadora de serpientes, hechicera, profetisa y sanadora, Medea cumple con todos los requisitos de una Gran Sacerdotisa de Hécate. Toda una Bruja.

lunes, febrero 04, 2013

De Brujas, Magos y Hechiceros. Zaratustra

 

Algunas leyendas y tradiciones de la antigüedad indican que las ofrendas que hicieron los Magos al niño dios salieron de la Cueva de los Tesoros de Adán y que Adán ordenó a su hijo Seth dárselas en persona a los Magos, aunque esta teoría no es recogida por ningún libro sagrado. La leyenda sigue diciendo que cuando los Magos llegaron a la ciudad de Belén, Herodes fué avisado sobre la visita de unos Magos, Reyes de Persia, que acababan de llegar a la ciudad y habían ido a hacerle ofrendas a un niño que acababa de nacer en las afueras de Belén. Sin embargo, en otro libro apócrifo del Nuevo Testamento, escrito por Ephrem Syrus en el año 306 A.D., titulado “La Cueva de los Tesoros de Adán y Eva”, podemos leer que los Magos que venían de Oriente a entregar al niño dios sus regalos eran solamente tres: Hor, Rey de Persia; Basantar, Rey de Saba y Karsundas, Rey de Saba Oriental. (Fuente: Los Primeros Magos, sus orígenes).

 

Diógenes Laercio en su tratado sobre Filosofía conocido como Vidas, recuerda que la Filosofía (Que es la ciencia de la Sabiduría) tuvo su origen entre los persas: "fueron los magos sus inventores entre los persas, los caldeos entre los asirios y babilonios, los gimnosofistas entre los indios; y entre los celtas y galos, los druidas, con los llamados semnoteos. Que Oco I fue fenicio; Zamolxis, tracio; y Atlante, líbico. Los egipcios dicen que Vuleano, hijo del Nilo, fue quien dio principio a la Filosofía, y que sus profesores eran. sacerdotes y profetas". (Fuente: Diógenes laercio. Vidas).


Los sacerdotes del mazdeísmo tomaron el nombre de magos. Y se dividían en: heberds (discípulos), mobeds (maestros) y desturs-mobeds (perfectos maestros). Todos estaban sometidos a la dirección del archimago o gran sacerdote, único que podía comentar y escoliar la doctrina de Zoroastro. (Fuente: Sacerdotes y Magos Persas).

Hay muchas referencias por parte de algunos historiadores griegos acerca de los Magos y de la labor que desempeñaban en la antigua Persia. Según nos cuenta Heródoto de Halicarnaso en “Historias”, los orígenes de estos Magos se remontan a los tiempos del Rey de Media, Astíages, reino que fué absorbido por el Imperio Aqueménida, Ciro II el Grande, en el año 550 antes de JC, de ahí que pueda haber alguna confusión y los Magos fueran siempre considerados de origen persa y no de origen medo, como son realmente.  

Sin embargo, los sacerdotes de los templos no tenían nada que ver con los Magos. Los Magos en su mayor parte, eran los responsables de llevar a cabo los sacrificios de animales en honor de los dioses, con el único el fin de conseguir de ellos algún favor para el Rey. Por otro lado, los Magos adoraban el fuego y su filosofía de vida estaba basada en una especie de Justicia Divina tras la muerte; filosofía muy común por aquel entonces entre los sacerdotes de los templos del antiguo Reino de Media/Persia, actual Irán. 

Según Heródoto, los magos eran una de las seis tribus de la Media. Parecen ser la casta sacerdotal de la religión hoy conocida como zurvanismo, rama del zoroastrismo que tenía una gran influencia en la corte de los emperadores medos.
 

 La etimología de la palabra ya dice todo sobre sus raíces, puesto que en el idioma persa antiguo la palabra “Mago” es “magu”; en latín en singular se transformó en “magus” y en latín en plural en “magi”, que significa realmente “seguidor de Zoroastro”, además de: “experto en religión, en tradiciones orales y escritas e individuo perteneciente a una etnia del antiguo Reino de Media que tuviera la facultad de leer las estrellas y de adivinar el futuro”. (Fuente: Los Primeros Magos).

Y continúa diciendo Diógenes, en su tratado de Filosofía: "Desde los magos (el primero de los cuales fue Zoroastro, persa) hasta la destrucción de Troya pasaron cinco mil años". (Diógenes Laercio. Vidas). 

Debido al misterio que rodea a este antiguo Magu, algunos historiadores opinan que Zoroastro no era el nombre de este profeta, sino más bien, un título religioso. Y Diógenes Laercio asegura que: "a  Zoroastro sucedieron continuadamente, otros muchos magos, a saber: Ostanas, Astrapsicos, Gobrias y Pazatas, hasta la destrucción de Persia por Alejandro".


Los Magos en la antigua Persia gozaban de un status especial.  En las tablillas encontradas en la ciudad de Ragae, cerca de la actual Teherán (antiguo Reino de Media), podemos leer que los Magos estaban protegidos por los sacerdotes seguidores del líder Zoroastro y que eran considerados como los elegidos por el dios supremo, Ahura Mazda. Otro geógrafo árabe (Yâqût ar-Rûmî,1179-1229 A.D) asegura que el lider y fundador de la secta de los Magos era Zoroastro en persona.

La Religión de Zaratustra o Zoroastro

El personaje iranio Zaratustra (Zoroastro, Irán 628 a.C.-551 a.C.), cuyo nombre de familia era Spitama, es con toda probabilidad histórico. Fundó el zoroastrismo o mazdeísmo, cuyos discípulos en la India son llamados parsi. Según la tradición irania vivió 258 años antes de la llegada de Alejandro Magno a Irán (330 a.C.).

Es muy probable que fuese súbdito del rey Vistaza, dominador de una serie de pueblos que cubrían desde el mar caspio y el Aral, hasta la parte norte del Beluchistán. En realidad, no se conoce su patria verdadera. Se le supone chino por parte de los guebros, refugiados en las Indias y descendiente de parientes pobres. Parece ser que el Zaratustra histórico fue propietario de personas y animales y vivió en un medio seminómada y pastoril.

Hegel da su versión de la figura de Zaratustra en una de sus obras:

La autenticidad de los libros de Zoroastro ha sido atacada con frecuencia. Es admirable, sin duda, que un pueblo tan pequeño (el pueblo zenda) haya guardado los libros de un hombre, cuya época ni siquiera podemos indicar. Pero su autenticidad está probada por su propio contenido y por todo lo que sabemos sobre los magos. La religión de la luz, cuyas doctrinas están contenidas en estos libros del Zend-Avesta, ha sido indudablemente, la religión de los antiguos persas, aunque no en la forma misma del Zend-Avesta".

Se dice que Zaratustra tuvo una visión de Ahura Mazda, el Señor de la Sabiduría (o Señor Sabio) y recibió de él la misión de la predicación de la verdad y lo inminente de su reinado. Ahura Mazda era el Señor del fuego, de la luz y de la verdad integral. Rechazó a los partidarios de Mithras y a su cruel culto y a los partidarios de la vida nómada. Enseñó que Ahura Mazda era el más grande de los dioses, el único digno de adoración, de entre una gran variedad de otras divinidades. Predicó en Irán oriental. Postuló una reforma de tipo religioso con tendencia hacia el monoteísmo (s. X o VI a.C.). Es el reformador de la religión de los antiguos persas.

Parece ser que Zaratustra tuvo como protector a un rey, el persa Teipses (circa 675-640 a.C.) o a un gobernador anterior. Algunos estudiosos han indicado que Zoroastro tiene el significado de «el hombre de los camellos viejos». Zaratustra empezó a predicar y escribió en relación a sus experiencias religiosas.

Zaratustra consideraba la existencia como la realización progresiva de un plan divino y predijo el cumplimiento definitivo de dicho plan en una consumación de gloria, a partir de la cual todas las cosas acabarían siendo perfectas para siempre. 

Los puntos fundamentales de la doctrina de Zaratustra son: la repulsa de los sacrificios cruentos, el rechazo del ahoma (una bebida sagrada que producía la embriaguez, y a través de la cual el fiel suponía liberarse de su condición humana y llegar a los dioses. Zaratustra sustituyó el consumo de ahoma por los ritos del fuego. Se trata de una espiritualización de antiguas creencias iranias.

Una cuestión que se debate en la actualidad es si la religión de Zaratustra se transmitió por lo llamados Magos, una especie de sacerdocio mediador, de expertos en rituales y quizás, de origen medo. Sin embargo, no parecen haber constituido una casta, como sí sucedió con los brahmanes en la India.

Zaratustra fue, entre los fundadores de grandes religiones, el que inició su camino como sacerdote de una religión más antigua, la religión de los iranios. Hay una leyenda, según la cual al cumplir veinte años Zaratustra empezó una vida errante frecuentando a visionarios y profetas. Durante un tiempo tuvo visiones e iluminaciones, en las que oía y veía al gran dios Ahura Mazda, rodeado de otras seis figuras de luz radiante.

Predicaba tanto a hombres como a mujeres, a pobres o a ricos, a ignorantes o a cultos. Ofrecía el don de una inmortalidad de gozo a todo aquel que se convertía a su mensaje. En la tradición religiosa, tal privilegio estaba reservado a los príncipes, guerreros y sacerdotes, lo que le granjeó la enemistad de estos estamentos.

Todo lo que concierne a los primeros tiempos de la historia del zoroastrismo es todavía un misterio. Es plausible creer que durante los primeros mil años de su existencia la nueva fe se expandió por las regiones del noreste y el este de Irán; penetró en la parte occidental del país, que había sido ocupada por los medos en el norte y por los persas en el sur. En el siglo VII a.C. los sacerdotes herederos del Irán occidental (los magos) ya se habían convertido al zoroastrismo. 

La dinastía aqueménida real tenía numerosos seguidores de Zaratustra al inicio del siglo VI a.C. Parece ser que Ciro el Grande, el monarca persa que fundó el primer imperio iranio en 549 a.C. fue zoroástrico. Con absoluta certeza por parte de los historiadores, el zoroastrismo se convirtió tanto en la religión de la casa real, como en la religión oficial de todo Irán. Esta situación prevaleció durante los dos siglos que existió el imperio aqueménida. El zoroastrismo siguió su desarrollo incluso cuando Alejandro Magno conquisto dicho imperio entre los años 334 y 331 a.C. Durante los ochocientos años del segundo (el parto o arsácida) y tercer imperio (el sasánida) iranios; desde el siglo II a.C. hasta el siglo VII d.C. el zoroastrismo volvió a ser religión del Estado.

El impacto y repercusiones del zoroastrismo han sido y siguen siendo enormes. Siglos antes de Jesucristo las enseñanzas del zoroastrismo tuvieron amplia aceptación. Tuvo una amplia influencia sobre el pueblo judío y aún más, sobre los primeros cristianos y por lo tanto, sobre la cosmovisión de lo que a lo largo de los siglos acabó convirtiéndose en la civilización europea.

Zaratustra era un sacerdote de la tradición religiosa. Se dice que era muy pobre y que apeló a Ahura Mazda en los Gathas (las escrituras mazdeístas), para que le ofreciera su ayuda. Pero más tarde, a raíz de la difusión del Mazdeísmo, a Zaratustra se le brindaron toda clase de honores; dejó de ser pobre y acabó casándose con una mujer de una poderosa familia, alcanzando la prosperidad. Se le consideraba un profeta que prometía la transformación completa de la existencia.

Los Gathas presentan a Zaratustra como miembro de una familia de guerreros sin muchos recursos; como sacerdote en lucha con la mayoría de sus coetáneos, como un reformador religioso.

Al igual que sucederá con Jesucristo, circulaban historias maravillosas entre los fieles, sobre su vida y su obra; sobre su nacimientos y los acontecimientos anteriores a éste. A la edad de veinte años optó por el retiro y la meditación; y a los treinta (edad similar a la de Jesucristo), en la orilla del río Daitya, tuvo una revelación de la divinidad.

Se consideraba que la simiente de Zaratustra nunca había desaparecido. Se haya en el lago Kasaoya de donde nació el redentor que es la encarnación de Asha y nació de una virgen. El redentor es un ser divino que tiene cuerpo y vida humana. 




ZARATUSTRA MITOLÓGICO

     Se suponía que su padre tenía por nombre Espintaman y su madre Dodo. Otros opinan que Zaratustra nació en Media. Varios consideran su origen en Judea. Algún erudito sostiene que su patria fue Persia y que su doctrina está imbuida de judaísmo; derivada de las relaciones que mantenía con un profeta judío. Hay quien sostiene que dicho profeta era Elías; otros Esdras. Sin embargo, Elías es anterior a Zaratustra y Esdras, muy posterior. La opción más plausible es que tuvo contacto con el profeta Daniel.

     Fue en el Aberdijan o antigua Media, donde Zaratustra se persuade de que un reformador religioso debe iniciar proponiendo un modo de vida extraordinario. Zaratustra se retira a una caverna oscura y se dedica a la contemplación. Compuso un libro célebre que compendia toda su doctrina: el Zend-Avesta. Zend significa fuego y Avesta el lugar donde el fuego penetra. Así indica que su libro es un brasero ardiente, que inflama los corazones de los creyentes con el amor divino.

En ese momento reina en Persia el rey Darío. Darío llevaba ya treinta y un años de reinado, cuando Zaratustra consideró que el medio más provechoso de ganarse al pueblo era la conversión del monarca; con cuyo propósito entró a su corte. Darío le exigió que probase su credo con milagros, y a continuación Zaratustra despliega sus milagros: toca el fuego sin quemarse y hace crecer un ciprés. Darío parece dispuesto a seguir sus creencias y doctrina. Sin embargo, los magos de la corte acusaron a Zaratustra ante el rey de que estaba entregado a la magia. Darío mandó apresar a Zaratustra pero éste provocó una parálisis al mejor de los caballos del rey para después, ofrecer su curación siempre que Darío y toda su familia abrazase su doctrina.       

La leyenda cuenta que Darío le pide a Zaratustra cuatro dones: poder subir y descender del cielo; portar un conocimiento de lo que hace Dios en ese momento y de lo que hará en el futuro, y el don de ser inmortal; conseguir la invulnerabilidad. Zaratustra sostiene que estas peticiones son contrarias al Ser Supremo; sin embargo, distribuye estos cuatro dones entre personas diferentes; el primero de ellos para el rey Darío.

La conversión del monarca supuso la conversión de sus vasallos y Zaratustra pasa a ostentar una autoridad ilimitada en materia de religión. Intentó convencer al rey de los escitas orientales Argiaspe para que abrazase su credo; no consiguiéndolo inclinó a Darío a que le obligase por la fuerza. Argiaspe invadió la Bactriana derrotando a las tropas de Darío y matando a Zaratustra, junto con unos ochenta mil sacerdotes miembros de su iglesia patriarcal, y destruyendo todos los templos de la provincia.

Cuenta la leyenda que cuando la madre de Zaratustra está a punto de darle a luz, son consultados varios adivinos. Estos contestaron que el niño sería algún día "la luz del mundo"; se vería expuesto a persecuciones, pero que el socorro de Dios le haría triunfar sobre todos sus enemigos.

El emperador de la China temió que con los años le usurpase la corona, por ello mandó que le degollaran en el momento de nacer pero Zaratustra escapa milagrosamente de sus asesinos; un claro paralelismo de la matanza bíblica perpetrada por Herodes. Zaratustra, con el fin de escapar de varias de estas persecuciones, se refugió en Persia con sus padres, donde se dedicó a la contemplación.

Continúa la leyenda, cierto día que el profeta Zaratustra caminaba absorto en sus profundas cavilaciones por un valle solitario, se le apareció un ángel, le saludó y le dio el título de «amigo de Dios». Zaratustra buscaba los medios de reformar al hombre y sostenía que sólo Dios podría indicarle el camino. Zaratustra pregunta al ángel quién le conducirá al trono del Ser Supremo. El ángel se ofrece a ello y Zaratustra se encontró en los cielos en presencia del Eterno, a quien vio rodeado de turbulencia y de fuego. Dios le descubre los más importantes secretos de la existencia y le otorga el Zend-Avesta, compendio de toda la religión mazdeísta.

Zaratustra es expuesto a las tentaciones del espíritu maligno pero el profeta se opone férreamente a los ataque de este espíritu y triunfa finalmente sobre los ardides del demonio a semejanza de lo que siglos después realizaría Jesús con las tentaciones de Satanás en el desierto. Sus seguidores creyeron que fue arrebatado en vida por el rayo y situado en el panteón de los dioses. (Extractos de Zaratustra Histórico y Zaratustra Mitológico. hotusa.org).

Las Profecías de Zaratustra

Los Reyes Magos, que siguieron la estrella hacia Occidente, lo hicieron guiados por una profecía anunciada por su maestro, desde hacía siglos. Estos Tres Reyes Magos eran zoroastristas.

La leyenda cuenta que también Zoroastro nació de una virgen y estuvo rodeado de milagros. El primero fue que no lloró al nacer: se echó a reír. Un mago malvado quiso rebanarlo, como hizo Herodes con los niños de Belén, pero el cuchillo se convirtió en una pluma que le hizo cosquillas. Arrojaron el bebé al fuego, pero las llamas se volvieron pétalos. Lo dejaron entre una manada de lobos y estos lo llevaron con unas ovejas para que lo amamantaran.

La estrella aparecerá de nuevo, como el mismo astro rey, en Oriente, pues según la segunda profecía de Zoroastro, será otra vez en Persia donde nacerá el último Salvador: el Shah Bahram.

Otra de las profecías de Zaratustra afirma: "De acuerdo a la profecía de Zoroastro, la naturaleza humana era brillante y moral, sin embargo, Ahrimán quería destruirlo todo. Por tanto, un mundo del bien y el mal vino a existir y la humanidad tuvo que escoger entre los dos. Después de la muerte física, el alma irá a través de un puente. Las almas buenas irán al cielo; las almas malas irán al infierno. Durante la batalla, un alma purificada se disolverá en el nuevo mundo". (Fuente: Del Bien y del Mal. Sobre una Profecía persa).