Escucho los buenos consejos y las razones sensatas, pero mi cabeza engulle las palabras tan pronto entran en ella.
Tengo un daimon, un genio advenedizo y peligroso rondando mi alcoba día y noche. Le descubrí, jugaba conmigo, pero ahora juega a través de mí.
Es un forastero en mi mente, pero no en mi cama. Tiene cuernos tan grandes como ramas y velludas patas de cabra.
Antes venía a retozar a mi lado y aullaba como los lobos bajo la luna llena. Yo sonreía incrédula, estaba hechizada.
Ahora es suave y transparente, está pegado a mis contornos como una sombra. No me suelta, no me dejará!Miedo me daba entonces pero ahora temo por los otros, que entran en su oscura cueva creyendo seguir a una Ninfa
En este vaso cerámico de figuras rojas podemos apreciar un sátiro que baila al son de una música frenética en uno de los ritos dionisíacos, en los que los participantes danzaban y bebían hasta degenerar en auténticas orgías
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