Todo lo que existe proviene del espacio, del espacio vacio.
Todo lo que existe ha existido primero como potencial, como energia en estado
latente. Energia no manifestada.
Ese espacio vacio es lo que los fisicos cuanticos
actualmente denominan el campo cuantico, el campo de todas las posibilidades.
En ese campo cuantico está todo lo que es y lo que todavía no ha sido, lo que
puede llegar a ser. Ese campo cuantico es el Caos en estado puro.
El caos no es lo opuesto al cosmos, como nos han hecho
creer. El cosmos es la totalidad de la vida y sus leyes, el cosmos es el Todo.
Y dentro de esa totalidad nosotros somos. Formamos parte integrante de esa
totalidad, sin posibilidad de separación; puesto que nada existe que no este contenido en esa totalidad.
El caos tampoco está separado de esa totalidad, forma parte
integrante, al igual que nosotros, de todo lo que existe; esa parte de la
totalidad desde la cual, el Cosmos genera todo lo que hay. El caos pues, es el
campo cuantico, la energia potencial de la existencia, energia sin forma.
Aquello que esta contenido en el campo cuantico puede salir
de alli, como potencial, en estado latente, esto es lo que sucede con los
oráculos; los oráculos son potencial en estado latente, energía que ha salido del campo cuántico y está buscando el
factor atrayente para manifestarse en la materia. Suena como una teoria de la fisica cuántica, y podria serlo.
Los oráculos (las predicciones, vaticinios, augurios,
auspicios…), son esa parte de la energia que emergió del campo de todas las
posibilidades, y se encuentran en un estado intermedio, el estado latente; al
hacerse conocidas están mostrando cierta cualidad, la necesidad de hacerse
manifiestas; están buscando su factor atrayente, o extraño atractor. ¿Cuál podría ser el extraño factor capaz de manifestar una
energia tan volátil y sutil como un oráculo?
En el universo existen leyes, que funcionan con precisión
para todos los elementos y partes constituyentes de la naturaleza. Estas leyes
mueven fuerzas originales de la creación, fuerzas que nos constituyen y nos
implican a todos y a todo lo que existe en la creación.
La intención y la voluntad son formas de esas
fuerzas. En las culturas orientales, estas fuerzas tienen nombres como prana,
Chi, Ki. En occidente la hemos denominado con otros nombres, tales como Aliento
de Vida, o energía vital. Esta fuerza vital actúa en todas las actividades de
la vida como su combustible, es lo que pone en marcha todos los procesos de
creación, desarrollo y evolución de todas las formas de la Vida. Y esto
incluye, por supuesto, un oráculo.
La energía de Vida dota al oráculo de una cualidad vital. El
oráculo se manifiesta como potencial y luego, como creación; porque es parte de
la energia de la Vida, del Aliento Vital, de esa sabiduría que todo lo impregna.
El oráculo está vivo. Y en virtud de esta cualidad, puede también manifestarse
como un ser, un ser inteligente.
Asi pues, ¿cómo puede esa energia potencial del oráculo, que
ha saltado desde el campo de todas las posibilidades, salir del estado latente
y convertirse en manifestación? Este es un proceso alquímico y transformador
que va guiado por una Voluntad ajena a la humana, podríamos llamarla divina; y es invocado desde la
intención humana. Nada más…
Y nada menos… pues estas fuerzas deben reunirse y actuar
juntas para que la manifestación sea completa. La Voluntad sin la intención es
simple inspiración. Y la intención sin la Voluntad es estéril. La una es amiga
de la otra, como dos niñas que van de la mano.
(Este texto es una intuición filosofica de la autora y está
en constante revisión y crecimiento).
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